jueves, 13 de diciembre de 2007

Manuel Avila Camacho




Ávila Camacho nació en la ciudad de Teziutlán, en el estado de Puebla, el 24 de abril de 1897, en el seno una familia de la clase media porfirista, formada por su padre, Manuel Ávila Castilla y su madre, Eufrosina Camacho de Ávila. Sus hermanos Maximino Ávila Camacho y Rafael Ávila Camacho fueron gobernadores de Puebla. Manuel Ávila Camacho no hizo estudios universitarios, pues la Revolución Mexicana a penas le permitió concluir sus estudios de bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1914, se unió a la Revolución Mexicana como segundo teniente al mando de tropa y alcanzó el grado de coronel en 1920. Ese mismo año se desempeñó como jefe del estado mayor del general Lázaro Cárdenas quien se desempeñaba como jefe militar y gobernador de Michoacán. Cárdenas y Ávila Camacho se hicieron buenos amigos y ya para 1929 aparece combatiendo bajo las órdenes de Cárdenas contra la rebelión escobarista, sus acciones en campaña le permitieron alcanzar ese mismo año el grado de general de brigada. En 1933–1934, a horcajadas entre las administraciones de Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, Ávila Camacho se desempeñó como oficial mayor de la Secretaría de Guerra y Marina, antecedente de la actual Secretaría de la Defensa Nacional, a la que regresaría dos años después para actuar como titular del ramo desde 1936 y hasta 1939, durante la presidencia de Lázaro Cárdenas. Ávila Camacho saldría de esa dependencia para ser nombrado candidato a la presidencia de la República, del recién creado Partido de la Revolución Mexicana.



Presidente de México


Cuando se aproximaban las elecciones presidenciales de 1940, el presidente de la República Lázaro Cárdenas lo nombró candidato presidencial del recién creado PRM; prefiriéndolo por sobre el también general Francisco J. Mújica, otro amigo de Cárdenas con quien lo unía una mayor cercanía ideológica. Ávila Camacho debió enfrentar además la candidatura del también general Juan Andrew Almazán. Almazán, logró aglutinar las simpatías de sectores que se consideraban afectados por las políticas agraria, educativa y económica del cardenismo.




Las rupturas generadas por los liderazgos de Mújica y Almazán tuvieron un efecto importante. En lo que hace a Mújica, Ávila Camacho decidió nombrarlo como jefe militar y administrador del entonces territorio de Baja California Sur. A su regreso de la península, Mújica se puso al frente de un movimiento disidente que finalmente daría vida al Partido Constitucionalista Mexicano. La candidatura de Almazán tuvo un efecto igualmente importante, pues evidenció la capacidad de los grupos de industriales y comerciantes del norte del país, de donde Almazán era oriundo, para financiar candidatos que representaran sus puntos de vista.




La campaña y las esciciones en el Ejército (Ávila Camacho, Mújia y Almazán, eran todos militares de alto rango) demostraron qué tan polarizado se encontraba el país, a pesar del casi unánime apoyo otorgado a la decisión de Cárdenas de expropiar la industria petrolera. No sólo eso, una vez electo presidente, Ávila Camacho debió enfrentar el difícil reto de definir la posición de México en la Segunda Guerra Mundial. Esta definición se hizo más difícil pues en México existieron importantes grupos que, por distintas razones, expresaron sus simpatías por las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). Esos grupos, aprovecharon viejos sentimientos anti-estadounidenses para oponerse a una eventual participación de México en el conflicto. Esta situación se hizo más evidente, luego de que la base naval de Pearl Harbor, Hawaii, fue atacada en diciembre de 1941 y quedó claro que entraría como fuerza beligerante en la contienda.


Reconciliación nacional



Fue en ese momento que Ávila Camacho amplió su política de reconciliación nacional. Ésta había sido esbozada ya en sus primeras declaraciones como presidente cuando manifestó ser católico practicante. Esa sólo declaración, inaudita cuando se consideran las políticas seguidas por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y los gobiernos del así llamado Maximato, desactivó una serie de conflictos que durante las décadas previas habían llevado al país a padecer, por ejemplo, los efectos de la guerra cristera. Sin embargo, la política de reconciliación nacional fue más lejos, pues permitió el regreso a México de enemigos irreconciliables como Calles y José Vasconcelos.




La decisión sobre la posición de México en la guerra fue más clara, luego de que dos buques petroleros mexicanos fueron atacados por submarinos alemanes en aguas del Golfo de México. Ávila Camacho declaró la guerra contra las potencias del Eje el 22 de mayo de 1942. A título personal, y como voluntarios, no como contigente del Ejército Mexicano 15,000 soldados mexicanos pelearon en la guerra en diferentes frentes. Sin embargo, la más destacada participación corrió a cargo del escuadrón aéreo 201 que se enfrentó en el teatro del Pacífico con las fuerzas del Imperio Japonés como contingente del Ejército.




Este hecho marcó, además, un periodo de distensión en las relaciones con Estados Unidos que recién se habían visto afectadas por la decisión de Lázaro Cárdenas de expropiar los bienes de las empresas petroleras en México en 1938. No sólo eso, gracias a la participación de México en la guerra, se firmaron acuerdos que permitieron el ingreso de 300 mil trabajadores mexicanos a Estados Unidos. Ellos reemplazaron, como parte del Programa Bracero, a los trabajadores estadounidenses que habían sido reclutados.




En el ámbito nacional, Ávila Camacho desarrolló políticas de protección a la clase trabajadora. El mejor ejemplo de ellas lo fue la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social en 1943, así como los renovados esfuerzos para reducir el analfabetismo. Continuó la reforma agraria y promulgó una congelación de rentas en el primer cuadro de la Ciudad de México para beneficiar a los ciudadanos con salarios bajos. Como parte del acercamiento con el gobierno de Estados Unidos, cuando concluyó el conflicto mundial, promovió reformas que hicieron difícil para el Partido Comunista Mexicano registrar candidatos a cargos de elección popular.



Creación del PRI



El "presidente caballero", fue también responsable, el 18 de enero de 1946, de una amplia reforma de la estructura, ideario y programa político del Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Como consecuencia de esa reforma el actual Partido Revolucionario Institucional (PRI), emergió como un partido hegemónico, que se despojó de muchos de los elementos clave de su ideología nacional revolucionaria, para convertirse en la maquinaria electoral que fue hasta las elecciones presidenciales de 1994.



El cambio más importante tuvo que ver con la eliminación del "sector militar", la eliminación de las referencias más radicales a propuestas como la de la "educación socialista" y, de manera más general, con la introducción de una serie de cambios en la retórica del partido que los alejaría de las posiciones más radicales defendidas durante el maximato y el cardenismo. En materia de política exterior, Ávila Camacho logró también restablecer las relaciones diplomáticas con el Reino Unido y, luego de que Adolf Hitler violara el Pacto de No Agresión firmado entre Alemania y la Rusia, redefinió las relaciones con ésta última que se vieron afectadas por el asesinato en tierras mexicanas del disidente ruso León Trotsky en 1940.




Camacho supo aprovechar la coyuntura ofrecida por la guerra para resolver problemas en las relaciones con Estados Unidos e Inglaterra, pero más importante que ello fue su disposición a alentar el desarrollo de una vigorosa política exterior orientada por los principios del multilateralismo y la no intervención en los asuntos de otros estados, que refleja en la temprana y entusiasta participación de México en la creación de la Organización de Naciones Unidas y en los cambios a la Organización de Estados Americanos, como lo atestigua la decisión, en 1944, de firmar la Carta de las Naciones Unidas y al siguiente año ser anfitrión de Conferencia Interamericana sobre la Guerra y la Paz.

Su politica en cuanto al sector agropecuario fue de apoyo a la propiedad privada ya que lo consideraba en más productiva que la ejidal, por lo que provocó enfrentamientos con los responsables de la política agraria del cardenismo. Este cambio, sin embargo, fue atenuado por la renovada demanda de productos mexicanos que generó la segunda Guerra Mundial, así como por la capacidad de Ávila Camacho para reorientar las prioridades del desarrollo nacional cuando, a finales de 1944, quedó claro que las potencias del Eje no serían capaces de ganar la guerra.



Fue así que su gobierno hizo más rígida la política proteccionista que se había seguido, como única salida posible a la crisis de 1929, durante la década de los treinta. Esta política incluía bajos impuestos a la producción, compensados con altos impuestos a las importaciones. El objetivo declarado era el de industrializar al país y para ello su gobierno proporcionó créditos a industrias básicas, dedicando, por ejemplo, más de la mitad (55.1 por ciento) del presupuesto del ramo de comunicaciones y transportes a la creación de infraestructura para las empresas.



Cuando en 1946 terminó su mandato, Ávila Camacho se retiró a trabajar a su granja. Murió el 13 de octubre de 1955.

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