José López Portillo y Pacheco (16 de junio de 1920 – † 17 de febrero de 2004) fue el sexagésimo octavo presidente de México, entre 1976 y 1982. En su gestión, se sucedieron hechos tan trascendentes como la concertación y aplicación de la reforma política inicial para democratizar al país, la primera visita del Papa Juan Pablo II y, en apenas un par de años, el más impresionante crecimiento de la economía nacional en su historia y una de sus más dramáticas caídas en el contexto de la crisis internacional de los precios del petróleo.
Orígenes
De antepasados paternos procedentes de la pequeña localidad española de Caparroso, en Navarra (algo que exaltaba con frecuencia), nació en
Trayectoria académica y política
Egresó como abogado de
Llegada y ejercicio del poder
En aquellos años, los mandatarios emanados de su partido escogían personalmente a su sucesor, y López Portillo fue la opción del presidente Echeverría, de nuevo haciendo valer su añeja amistad y rompiendo también con los pronósticos de que el secretario de Gobernación era el elegido natural, quedándose en el camino Mario Moya Palencia. Los siguientes meses López Portillo realizó el correspondiente proselitismo bajo el lema "La solución somos todos", pero sin adversario alguno, pues el único partido verdaderamente opositor con registro, el derechista Acción Nacional (PAN), no presentó abanderado debido a fuertes divisiones internas, y la izquierda, aglutinada en el proscrito Partido Comunista Mexicano (PCM), en las universidades públicas y en guerrillas urbanas o rurales (que por la comisión de actos criminales se forjaban y crecían en la clandestinidad) permanecía en general no sólo ajena, sino contraria a las instituciones. No contando con otro espacio que el de lo testimonial, el PCM lanzó a uno de sus líderes, el sindicalista Valentín Campa, quien obtuvo casi un millón de votos, los cuales, aún sin ser válidos, denunciaron una evidente incongruencia del esquema político-electoral imperante. De esta circunstancia se desprendió la obra que, en perspectiva, sería la mayor aportación de López Portillo al país en su gobierno: la Reforma Política de 1977, orquestada por su secretario de Gobernación, el reputado político, intelectual e historiador Jesús Reyes Heroles, la cual representó el primer avance fehaciente para que México transitase de un régimen de partido hegemónico a uno de pluripartidismo y poder compartido.
Rodeado de la polarización y el desorden legados por la administración de Luis Echeverría, el 1 de diciembre de 1976 José López Portillo tomó posesión como presidente de México y pronunció un impecable discurso que le ganó apoyos y confianza por su interés conciliatorio y el abandono de la retórica demagógica y grandilocuente que privó en todo el sexenio anterior. Su proyecto de gobierno se dividía en tres partes: dos años de recuperación, dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado, y para lograrlo urgía a superar las discrepancias y avanzar: "Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo [...] podemos hacer de nuestra patria un infierno o un país donde la vida sea buena". Enseguida, pidió perdón a los desposeídos y marginados por los años de rezago y demandas sin atender desde el Estado, y empeñó su palabra en "sacarlos de su postración", bordando así uno de los momentos de sensibilidad y tino oratorio más recordados en el devenir político contemporáneo.
Empero, los primeros tiempos se enrarecieron por los rumores sobre el abierto activismo del ex presidente Echeverría (recogidos y amplificados por Reyes Heroles, quien sostenía una sabida rivalidad con el ex titular del Ejecutivo), pues mediante su Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y la presencia de estrechos colaboradores impuestos en el gabinete lopezportillista y en el Poder Legislativo buscaba seguir incidiendo en la política interior del país, violando otra pauta básica del predominio presidencial de la época, misma que exigía de los mandatarios en retiro su lejanía sin cortapisas del quehacer público, lo cual obligó a López Portillo a prescindir de algunos personajes, como Porfirio Muñoz Ledo en la cartera de Educación, y a designar finalmente a Echeverría como embajador ante
En lo financiero, la situación era difícil en general, dado que apenas unos días antes de entrar en funciones se realizó una de las devaluaciones más severas que el país hubiese vivido hasta esas fechas y se obtuvo un préstamo del Fondo Monetario Internacional con el acuerdo de ejercer un presupuesto reducido y mantener bajos los salarios. Constreñido por los malos manejos de su antecesor y ante aquellas disposiciones, López Portillo se mostró prudente en cuanto a gasto e inversiones se refería, pero todo cambiaría cuando los países árabes interrumpieron la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa Occidental por el apoyo brindado a Israel. Esto, junto al descubrimiento de nuevos yacimientos en Chiapas, Tabasco y de la rica Sonda de Campeche catapultó a México como primer exportador de crudo, lo que permitió que el Producto Interno Bruto se elevara a un 8% anual y que la tasa de desempleo se redujera en un 50%. "México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia"[1] , fue el reto y promesa a la vez que el presidente acuñó e hizo patente a la sociedad ante la inesperada jauja, aderezando las buenas nuevas con una perla del egocentrismo que se apoderó de él y de su gobierno a partir del espectacular crecimiento económico: "Soy la última oportunidad de la Revolución".
Logros en el exterior
En el plano internacional, organizó
Los excesos
Sin restar relevancia a los aciertos, conforme avanzaba el sexenio la excentricidad, el despilfarro y el influyentismo se apoderaron del mandato de López Portillo. Olvidándose de su investidura, el presidente obligó a que la gira papal hiciera una parada en
En la misma tesitura Arturo Durazo Moreno, un viejo amigo, fue elevado a director del Departamento de Policía y Transito del Distrito Federal, desde donde además de ser hecho General de División sin pasar jamás por el Ejército y condecorársele con el Doctorado Honoris Causa del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal sin antecedentes de preparación universitaria o práctica legal alguna, auspició el cohecho y la tortura entre los cuerpos que dirigía y se enriqueció escandalosamente acumulando autos, bienes y mansiones como "El Partenón", una estrafalaria casa de playa inspirada en el mítico monumento griego levantada en la bahía de Zihuatanejo con discoteca y aeródromo incluidos, la que una vez decomisada luego de aprehender a Durazo en 1984 no ha podido ser vendida por su mal gusto, elevado monto e identificación como emblema de lo peor de aquella época.
El desastre de la economía
En materia económica su administración se caracterizó, sobre todo después de la primera mitad, por tomar decisiones arbitrarias y financieramente ineptas que detonaron la crisis más severa en la historia de México desde la época revolucionaria, no sólo repitiendo, sino exponenciando los errores del periodo echeverrista. El gobierno, obnubilado por las ganancias del oro negro y la euforia de los mercados, guardó los propósitos de inicio en un cajón y tramitó con la banca extranjera una pléyade de préstamos irreflexivamente para sufragar la exploración e infraestructura de explotación de los depósitos petroleros; puso en marcha proyectos de desarrollo condenados al fracaso por su pomposidad y mala preparación (
Con respecto a la moneda, el peso fue tardíamente devaluado en alrededor de un 400% como producto de un episodio más de la frivolidad personal de López Portillo ("Presidente que devalúa, se devalúa", pontificaba). En el marco de
El 1 de septiembre de 1982, día de su último informe de gobierno, habría de encarar a la ciudadanía para anunciarle el caos. Culpó de la debacle a los banqueros y a los "sacadólares", no admitió tener que ver en el hundimiento financiero del país ("Soy responsable del timón, pero no de la tormenta") y, de un plumazo, nacionalizó la banca y decretó el control de cambios, más en el tenor de una rabieta desesperada, de un golpe de efecto, que en el de medidas sopesadas y necesarias, lo que se vislumbró en su argumentación: "Ya nos saquearon. México no se ha acabado. ¡No nos volverán a saquear!". En los siguientes años los resultados de dichas ocurrencias (cuyo costo al erario por los conceptos de compra e indemnización del entramado bancario se estimó en unos tres billones de pesos) fueron más que funestos, como se patentizó al poco tiempo con el apogeo de una banca paralela encubierta en casas bursátiles e instituciones financieras diversas que incentivaron la especulación, con la negligente reprivatización bancaria que puso otra vez a la nación a un paso de la ruina a mediados de la década de los noventa, y con el abuso y fracaso del Fondo Bancario de Protección al Ahorro, que en su reestructuración como deuda pública, pactada legislativamente desde 1998, absorbe a la fecha enormes cantidades presupuestarias.
Luego, al recordar a los desposeídos y marginados, aquellos a quienes en su primer mensaje como mandatario había pedido perdón, José López Portillo lloró frente a millones de mexicanos y golpeó impotente con su puño el atril del Congreso de la Unión, aceptando al menos su "responsabilidad personal" al fallarles; un despliegue histriónico que conmovió a muy pocos, enfureció a los más y fue motivo de parodias y burlas para poner punto final a seis años de expectativas tan altas como su frustración que completaron, sumados a los del periodo de Luis Echeverría, la coloquialmente denominada "docena trágica" del populismo (en un juego de palabras que evocaba a la Decena Trágica: diez días de asesinatos e inestabilidad en febrero de 1913 que concluyeron con la renuncia y el fusilamiento del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez). Amén de lo peyorativo de la comparación, con estas dos administraciones fue evidente para la opinión pública, los empresarios, la comunidad internacional, la Iglesia e incluso para buena parte de la clase priísta lo peligroso y lo imposible que resultaría por mucho tiempo más dejar el destino del país bajo el criterio de un solo hombre. Desde entonces y echando mano de la misma reforma política que López Portillo estimuló (aún con todas sus carencias y trabas que, con los años, se han superado), el cambio gradual de los cimientos del sistema de poder en México, la pérdida de fuerza del partido oficial y el crecimiento de una oposición que penetraría con ímpetu firme en los distintos niveles del Estado ya no se detuvieron, todo ello alentado siempre por una sociedad justificadamente molesta y cansada.
La sucesión presidencial
José López Portillo dejó la presidencia el 1 de diciembre de 1982. Durante el año previo y luego de ir descartando aspirantes de entre los más próximos de su equipo, se aprestó a cumplir con el ritual sucesorio priísta y fijó su criterio de selección en dos nombres: si el panorama nacional requería de un personaje con mayor bagaje político, el escogido sería el entonces dirigente nacional del PRI, Javier García Paniagua; sin embargo, si las circunstancias sugerían un perfil diestro en sortear dificultades financieras, la candidatura le correspondería a su secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de
En efecto, De
El desprestigio
Alejado de la arena política, se dedicó a escribir su biografía y otros libros con mediano éxito, probando suerte también con una marca propia de tequila, "Don Q", promocionada con su foto vestido de charro en la etiqueta. Tras vivir en el sexenio tórridos romances, entre ellos el más sonado con su secretaria de Turismo, Rosa Luz Alegría, se mudó con su familia a una fastuosa fortaleza de cuatro mansiones (una para él y las restantes para cada uno de sus hijos) en los suburbios de la capital mexicana bautizada popularmente como "
No conforme con esto, el ex presidente se hizo de una barranca en la exclusiva zona de Chapultepec, punto neurálgico del Distrito Federal. Allí, en un conjunto arquitectónico de aires moriscos y granadinos edificado sobre un área de ocho mil metros cuadrados, les construyó residencias a su madre y a sus hermanas Alicia y Margarita, y no dudó en aceptar como regalo una mansión de descanso de tres mil metros cuadrados, "Villa Marga Mar", localizada en la playa de Pichilingue, en la bahía acapulqueña de Puerto Marqués, cortesía de Joaquín Hernández Galicia "La Quina", corrupto ex líder sindical de PEMEX, "como expresión de gratitud del gremio petrolero por el apoyo que desde Los Pinos se dio a la industria petroquímica".
La oprobiosa riqueza de López Portillo provocó que el afamado abogado constitucionalista Ignacio Burgoa lo denunciara ante
Últimos años
Divorciado de Carmen Romano luego de dejar el poder (de la que estaba separado de hecho desde que le eligieron presidente y no escapó de ser presa de las murmuraciones al asegurar el periodista y diplomático Manuel Ávila Camacho que su deceso, en mayo del 2000, se produjo por causa del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida según se lo había platicado el ex presidente, de quien se decía amigo, lo cual abrió una nueva controversia mediática contra la familia acallada con la sentencia a su favor resultante del juicio promovido por injurias y daño moral), en 1995 se unió civilmente a la vedette Sasha Montenegro, con la que vivía hacía varios años y tenía dos hijos: Nabila y Alejandro. Transcurrido un mes de la muerte de su primera mujer, celebrarían la boda religiosa.
En los medios de comunicación el nombre de López Portillo no cesó de causar revuelo esporádicamente, ya por la salida a la luz pública de una hija nacida en los años ochenta; por el suicidio de un adolescente en
Su etapa final fue penosa. Víctima de los estragos de la diabetes y de las secuelas de una embolia sufrida en 1996, fue protagonista de más problemas legales: primero, por la demanda que interpuso en contra de la periodista Isabel Arvide al insultar a su cónyuge y cuestionar la paternidad de sus hijos menores en un artículo, la cual ganó; y después en razón del forcejeo por la propiedad de su residencia en "
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